NOTAS AL PROGRAMA

DESCRIPCIÓN EN SONIDOS

La música está sujeta a la temporalidad y es capaz de modificar nuestro estado de ánimo y nuestra conducta. Aun cuando el significado de la música puede pertenecer en última esencia a los sonidos, puede haber un número infinito de interpretaciones y respuestas individuales posibles de un determinado patrón sonoro que configure una secuencia musical, dependiendo del entorno cultural y el estado emocional de sus oyentes en un momento dado.

Ha sido esta naturaleza del mensaje musical la que ha provocado más controversia. Resulta curioso e incluso cómico que dos conceptos a priori antónimos irreconciliables, llamados música absoluta y música programática, sean al mismo tiempo dependientes, hasta el punto de que es casi imposible definir uno de ellos sin oponerlo al otro. Refiriéndonos a la música instrumental sin texto, el primer término define la música que expresa solamente sonidos sin implicaciones extramusicales, mientras que el segundo de ellos considera que la música también comunica ideas, emociones o imágenes.

Hablamos de un eterno debate que ha enfrentado en el ring a numerosos pensadores y músicos durante el siglo XIX. Sin embargo, ya en el Barroco se venía haciendo música descriptiva, quizás el ejemplo más claro y conocido sean “Las cuatro estaciones” de Vivaldi.

La necesidad de los compositores románticos por evocar en el oyente una experiencia más profunda en una incansable búsqueda de afectos internos, llevó al florecimiento la música que incluye elementos que complementan al sonido, llegando hasta la idea “Gesamtkunstwerk” acuñada por Wagner y traducida como obra de arte total, que considera una fusión de todas las artes, música, teatro y artes visuales.

Será a partir de entonces cuando entre en auge la música programática o descriptiva, por ejemplo “Sinfonía fantástica” de Héctor Berlioz, “Cuadros de una exposición” de Modest Musorgski o Camille Saint-Saëns en “Carnaval de los animales”. Franz Liszt incluso proporcionó programas explícitos para muchas de sus piezas para piano. Posiblemente el compositor más adepto a la música de programa fue el alemán Richard Strauss, llegando incluso a afirmar que con música puede describirse cualquier cosa, “¡incluso una cuchara de café!”

Por lo tanto, la música tiene esa particularidad de inefable, capaz de representar escenas o estados de ánimo, en pocas palabras, contar una historia, no solo desde el plano verbal sino multisensorial. Eso es lo que se presenta ante nosotros esta noche, todo un abanico de sonidos que despiertan imágenes y sensaciones creadas por los compositores e intérpretes. El oyente disfruta, sufre o permanece indiferente frente a lo que está por venir.

La música es invisible e intangible. Es un lenguaje que siempre ha formado parte de la vida social y es socialmente relevante puesto que forma parte de nosotros en mayor o menor medida, no siendo muchas veces conscientes del papel que juega la música en nuestra vida, en la radio, películas, anuncios, bares….y sobre todo, no somos conscientes de que los sonidos están presentes en la naturaleza, a nuestro alrededor. Entonces, podríamos preguntarnos, ¿Qué es música? ¿Es armonía? ¿Lo que suena bien?, tal vez ¿lo que hacen los estudian música o que tienen ciertas cualidades? John Blacking la define como sonido humanamente organizado, o lo que es lo mismo, combinación de patrones sonoros. Desde luego, todos los seres humanos somos capaces de hacer música y apreciarla. Si es un medio de expresión universal ¿Por qué entonces, tan a menudo consideramos que la música culta es una actividad restringida a unos pocos con una visión elitista a diferencia de la popular?

1º PARTE

– OBERTURA “LA ITALIANA EN ARGEL”

Estrenada el 22 de mayo de 1813, en el teatro San Benedetto de Venecia, “La italiana en Argel” es una ópera buffa del compositor italiano Gioachino Rossini (1792-1868) basada en el disparatado libreto de Angelo Anelli, que ni siquiera era original. Narra la historia de Isabella, una italiana que se fue a Argelia para conseguir la libertad de su amado, Lindoro, esclavo de un hombre muy poderoso del país, Mustafá. Situaciones absurdas y hasta cierto punto grotescas se suceden durante los dos actos que componen esta ópera y que vemos plasmados en el estilo de esta obertura.

Muy inteligente por parte del por aquel entonces muy joven Rossini utilizar elementos exóticos y rodearse para su interpretación de los mejores cantantes, lo que le colocaría en el “trono” de la ópera italiana a principios del XIX. Idea que más tarde utilizaría en obras como “El barbero de Sevilla”, entre otras. Rossini fue un hombre que se encontraba a caballo entre dos épocas y que introdujo formas (plano armónico, ritmico, textural…) nuevas y cultivó las antiguas en un estilo como en este caso, tradicional y propiamente italiano.

En esta obertura, encontramos temas muy pegadizos y con gran capacidad para ser retenidos por el público, lo que hace que sea una apuesta segura para los auditorios porque seguro que cuando la escuchen podrán decir aquello de “ahh, esto me suena”.

Le valió a Rossini un éxito extraordinario, por la combinación de varios elementos: por un lado la originalidad y brillantez de las melodías; por otro, por utilizar los recursos que le brinda la orquesta para colorear y acoplarse a la voz, sobre todo en instrumentos de madera; y por último, por la vivacidad rítmica, lo que genera una continua sensación de movimiento.

Divertida, graciosa, ocurrente, pegadiza….serían pocos adjetivos con los que podríamos describir esta gran obertura.

– CUATRO IMPRESIONES PARA ORQUESTA

Se trata ésta de una obra para orquesta formada por cuatro piezas independientes y compuesta por los alumnos de composición del Conservatorio Superior de Música de Murcia, por orden de aparición: Rosa de los Reyes (RodeRe) Trigueros, Antonio Irigoyen, Juan Carlos (Tato) Méndez y Antonio De Haro.

Es una gran oportunidad para los alumnos que una orquesta interprete y estrene sus obras. En estos tiempos en los que las orquestas profesionales mantienen repertorios que siguen con la tradición establecida en el siglo XIX de producir grandes obras que tanto nos suenan en nuestros oídos, sinfonías de Mahler, arias de Verdi, conciertos de Mozart…es de agradecer que se pueda escuchar música de hoy, ya no solo para los estudiantes sino para todo los que se dedican profesionalmente a la composición.

Tomando como modelo la “Seguidilla” de las “Siete Canciones Populares” de Manuel de Falla, los compositores se inspiran en la tierra murciana para componer sus impresiones.

  • La Noria Grande: Esta pieza, relata la historia de la noria grande de Abarán. La obra está dividida en tres secciones, la primera muestra la vida y la agricultura en la huerta de estas tierras de valle, simbolizando con el xilófono las gotas de agua que caen desde la noria a la acequia, desembocando esta primera sección en una parte de inestabilidad tonal y rítmica, reflejo del tiempo que la noria estuvo averiada. La tercera parte vuelve a tomar el carácter brillante del inicio a modo de reexposición.

Esta pieza de esta mujer compositora destaca en el tratamiento de los sonidos en la descripción de este paisaje huertano mediante un rico tejido orquestal y ritmos pegadizos.

  • Marcha fúnebre por el Mar Menor: Se trata de una elegía sonora a nuestra laguna salada. La verdad es que tristemente ha ocupado titulares el estado del mar menor debido a la contaminación. Se ha logrado así una interesante musicalización la que nos propone el compositor en este caso, un matiz fresco y actual en el uso de recursos orquestales y una armonización singular, claro está, sin perder el estilo y características tradicionales de una marcha fúnebre.
  • Nieva en el Malecón: Inspirándose en la nevada que sorprendió a la ciudad de Murcia el 18 de enero, el compositor ha querido poner en sonido aquella estampa blanca. ¿Cómo poner este fenómeno meteorológico y sus copos de nieve mediante música? En la obra, vemos como numerosos elementos temáticos se entremezclan, aparecen y desaparecen, conducidos por un motor rítmico constante a modo de ostinato.

Por otro lado, podría decirse que es una obra cíclica envuelta en una idea minimalista, donde el compositor ha intentado hacer jugar a los distintos timbres y colores de los instrumentos que se van entrelazando, de la misma manera que los niños jugaron con la nieve aquel maravilloso día de enero.

  • Sierra Espuña: Seguramente el oyente tenga curiosidad por conocer el contenido que inspira el título de la obra. En este caso, la música de esta pieza nos evoca el amanecer en la majestuosa Sierra, los primeros rayos del sol apareciendo en el este, utilizando los instrumentos de madera como pajarillos de la aurora. En este escenario, aparece el “tema del águila” en instrumentos de viento, elemento temático central y clave de toda la obra, que será desarrollado y orquestado con tintes cinematográficos, efectivamente, en una búsqueda por reflejar la acción del animal en cada momento de su vuelo tras su presa y su victoria sobre ella. Así, se usan para para ello recursos muy descriptivos, además de un uso  de percusión, además de instrumentos de madera y metal que logran con eficacia ilustrar y poner en nuestra imaginación esta escena de caza.

 

2º PARTE

– CELTIBERIA

Se cierra el programa con la suite de danzas Celtiberia de Manuel Rodríguez Moreno-Buendía. Aunque afincado desde niño en Madrid, nace en Murcia en 1932 y dedica su vida a la Zarzuela, la composición y la docencia.

Inspirada en su Ballet Eterna Castilla, el ya jubilado Manuel Moreno-Buendía se replantea 44 años más tarde una obra totalmente independiente a partir de aquellas danzas, dotándolas de una nueva estructura formal e instrumental, dejando en Celtiberia sólo la esencia musical. Surge así esta suite, que se estrenó en su tierra natal en 2009. Escrita para orquesta de gran formato y mezzosoprano, está formada por los siguientes movimientos:

  1. Introducción y danza festiva
  2. “Pas de deux” y Burlesca
  3. Nana y Farruca
  4. El amor doliente y “de ronda”
  5. Danza con brío
  6. Finale

 

Parte de un hilo conductor o leitmotiv, fácilmente reconocible expuesto en la introducción, que será retomado en los números sucesivos.  Así, el primer movimiento juega con un compás de amalgrama en continua mezcla 3-2 para evocar un aire medieval con melodías moriscas que nos recuerdan ese ambiente popular, la vida en el pueblo, mercados y festivales.

El segundo movimiento combina el estilo más clásico y tradicional del pas de deux con unos ritmos jocosos, que vertebran un humorístico entroncado de preguntas y respuestas para conseguir una dinámica burlesca.

Le sigue una dulce voz lejana sobre un colchón armónico para dar paso de nuevo al motivo principal y una farruca, que más bien parece un osado desfile real, siguiendo la definición del término farruco como osado, que el palo flamenco que lleva ese nombre.

A continuación se canta al amor, una oda con forma ABA que sonoriza los más variopintos estados y momentos del amor: la conquista, ese estado embelesado que nos produce el enamoramiento, la felicidad y la diversión, pasando por las discusiones e incluso el desamor y el llanto.

En el movimiento “danza con brío” utiliza melodías propiamente españolas y carácter nacional, que recuerdan a nuestras fiestas, los toros, pasodobles y bailes folklóricos.

Finaliza con un recuerdo de todo lo sucedido, un compendio de todos los elementos y sonoridades que se han ido sucediendo a lo largo de la obra.

Vemos en general a lo largo de todos los movimientos como el elemento rítmico está siempre presente, intercalando cambios de compás y diferentes motivos rítmicos contrastantes mediante polirrítmias o combinaciones de timbres. La estética general de obra y los numerosos elementos temáticos que se van desarrollando a lo largo de  todos los movimientos, nos recuerdan a la esencia de la escuela nacional española iniciada por otros y definida por Pedrell, Albéniz o Falla.

Final feliz por tanto para este recital que se atreve a mostrar al público obras de su tiempo, in situ, como se ha venido haciendo durante tantos años, hasta que se asentó la moda y tradición romántica de consumir y alabar el arte de épocas anteriores con la que se ensombrece el arte vivo y actual, que todavía perdura.

“Sin música la vida sería un error”. Friedrich Nietzsche

 Arantxa Martínez Andreo

Estudiante  de Musicología

Conservatorio Superior de Música de Murcia

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